¡CÓMEME, POR FAVOR!
¿Qué da más miedo, la muerte o la condena de no poder escapar nunca de uno mismo? ¡Cómeme, por favor! Propone un ritual escénico perturbador y visceral, donde lo íntimo se funde con lo monstruoso, lo cotidiano se transforma en lo impensable y el espectador se convierte en testigo de un banquete tan poético como incómodo.